UN ¡AY!
Invade el mundo un ¡ay!,
un ay atroz,
y siempre el ¡ay! del ¡ay! es ley del hoy.
El ¡ay! porque no hay.
El ¡ay de mí!
porque no hay —ay de ti—.
El ¡ay! del Norte al Sur
es la única canción.
Sólo hay un ¡ay!
porque no hay amor.
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